2.10. ERMITAS DEL  CERRO ECCE HOMO (RUINAS)
          
            
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              Ladrillo y sillarejo. Pintadas y vandalismo  | 
            
          
          Ubicación: Meseta  sobre cerro testigo del mismo nombre, al Sureste de la ciudad.
              Datación: Hacia  s. XII (Vera Cruz) y resto desconocida.
              Descripción: Restos  de tres ermitas: dos en planta, con escaso alzado, muros de sillarejo y  ladrillo; una tercera, en forma de pequeña cripta abovedada, de ladrillo, bajo  el nivel del suelo.
              Catalogación: Situadas  en zona decl. BIC.
              Estado  actual: Ruina,  abandono y desprotección; posible desaparición total.
              Riesgo: Máximo.
          Otros  detalles: El  cerro del Ecce Homo, también denominado de la Vera Cruz, era conocido desde  antiguo como lugar de asentamiento y culto. Eremitorio en época visigoda, sus  laderas albergaron los precarios refugios de numerosos ermitaños, apartados de  las veleidades y deseos del mundo.
          Era el año de 1118. Las tropas del arzobispo  de Toledo, Don Bernardo de Sedirac, acababan de conquistar la fortaleza  musulmana de al-Qal’at ‘Abd al-Salam.  Tras un duro y prolongado asedio, al borde del desánimo, la aparición de una  cruz de fuego en el cielo sobre este cerro testigo, interpretada como señal  divina, había conseguido infundir a las tropas castellanas el empuje necesario.  De aquél hecho surgió un nuevo nombre para el cerro —se desconoce el previo—,  “Vera Cruz”, la cruz verdadera, así como la construcción de una ermita bajo la  misma advocación. Escribe Sánchez Moltó que “en  opinión del carmelita fray Francisco García y Castilla esta ermita se construyó  en 1184, circunstancia que lleva a Portilla a afirmar que este santuario es,  después del de los Santos Niños, el más antiguo de todos los de Alcalá”. Hay  constancia de la celebración de procesiones anuales a la ermita a mediados del  siglo XV.
          
            
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              Ermita-cripta prob. del Santo Sepulcro  | 
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          Al parecer, fue donada a la cofradía de  ‘caballeros hidalgos del antiguo santuario del Santo Sepulcro’, el 1 de mayo de  1517. Siguiendo a Sánchez Moltó, sobre su altar mayor se encontraba una  representación del milagro de la cruz, así como una talla de Nuestra Señora de  la Paz. De los tres retablos que mantenía, el principal había sido una donación  de Pedro Gumiel, en el año de 1492.
          Junto a esta ermita se encontraban otras dos,  bajo las advocaciones del Ecce Homo (motivo del actual nombre del cerro) y del  Santo Sepulcro, ambas de datación desconocida. En relación a la situada más al  Norte (¿quizá la más antigua, la de la Vera Cruz?), en el suelo se aprecia  planta de características románicas: rectangular de una sóla nave, en cuya  cabecera habría un ábside semicircular que se separaría del presbiterio y  de la nave mediante arcos torales. A partir de la planta no podemos  inferir si el alzado de la ermita sería, igualmente, románico o mudéjar en  su etapa de interacción con el románico. Es posible que estemos ante el último  vestigio de arquitectura románica en el término municipal de Alcalá, razón por  la cual se hace más necesaria la vigilancia, consolidación  y rehabilitación del edificio en lo posible.
          
            
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              Planta prob. Ermita de la Vera Cruz  | 
            
          
          Pese a la importancia que tuvieron, no solo  en Alcalá, sino también entre las poblaciones limítrofes, en el tránsito entre  los siglos XVIII al XIX —posiblemente con causa final en los desastres de la  Guerra de la Independencia—, debieron quedar abandonadas y sin uso. Madoz  escribía en 1848 que “hoy no existen más  que ruinas de aquellas ermitas”.
          Y ese es el estado que presentan en la  actualidad: ruina, aunque mucho más avanzada. Poco más que sus plantas quedan  de las ermitas de la Vera Cruz y de la del Ecce Homo. Sus escasas paredes  merman cada año que pasa, víctimas del vandalismo, la desconsideración y el  abandono. La hipotética ermita del Santo Sepulcro, excavada bajo el nivel del  suelo, sirve de basurero improvisado lleno de latas y basura, un lugar donde hacer  pintadas. Los ladrillos de su bóveda son golpeados y destruidos con  regularidad. Igual ocurre con sus ermitas compañeras. Restos antiquísimos que  piden a gritos ser rescatados, protegidos y preservados.
           
          
            
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              Restos de ermitas en el cerro del Ecce Homo  | 
            
          
          
          
          
            
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              Vista aérea (Google Maps)   |